Por Francisco M. Pertierra Cánepa Profesor UCEMA y Presidente de la Asociación Argentina de Fideicomisos y FID*
Pasado un tiempo prudencial de los grandes anuncios por el sinceramiento fiscal, el acuerdo con el FMI y el acceso a la categoría de país emergente, confirmamos lamentablemente que pese a todas las alertas que realizamos, ni el blanqueo y las inversiones externas, ni el ahorro local fueron aplicados de forma significativa a la economía productiva, especialmente las regionales.
Esto fue previsible ya que hubo una miope decisión del Gobierno de querer atraer las inversiones privilegiando el uso de los FCI como herramienta estrella del mercado de capitales, cuando estos fondos son de poca tradición y uso a nivel local fuera del mercado financiero. Además, por su carácter indirecto, no focalizan en proyectos específicos lo que con otros vehículos podría haberse concretado dando mayor seguridad a las inversiones productivas.
Inclusive algunos profesionales devenidos en opinólogos de fama efímera, con poco sustento académico y menor experiencia de aplicación práctica, se apuraron a sostener la “muerte del fideicomiso” a manos de los FCI. Pocos meses después y como siempre ocurre con la “chantada” argentina, la realidad se encargó de corregir el fiel de la balanza y hoy, nuevamente, todos hablan de la necesidad estratégica del uso del fideicomiso. De hecho, el Gobierno y los privados ya volvieron a recurrir a este instrumento por medio del BICE, el BNA y los ministerios para ver cómo financiar los corredores viales con el esquema PPP, para infraestructura con el Impuesto al Combustible y para las finanzas personales de los funcionarios, pero también para revitalizar la paralización del crédito hipotecario.
Obviamente que celebramos la corrección del error pero siempre que el aprendizaje nos eleve y tenga una mirada integral que incentive el desarrollo de todos los instrumentos del mercado de capitales en busca de concretar las inversiones de riesgo, y no las meramente especulativas. Recordemos que la matriz productiva argentina, máxime la Pyme, sufre la suba de los costos de producción, el letal esquema impositivo y la falta de financiamiento competitivo de mediano y largo plazos, dado que por la naturaleza de su actividad, los inversores no pueden entrar y salir rápidamente del negocio.
En definitiva, hace falta una planificación profesional de la economía productiva para desarrollar proyectos estratégicos utilizando a los fideicomisos que son de alto impacto federal, recuperando las inversiones para la producción, generando trabajo, riqueza y redistribución, a través de instrumentos de mayor confianza y previsibilidad. Es una realidad indiscutible que para disminuir los niveles de pobreza en nuestro país y lograr mayor justicia social hay que potencializar la economía real, y eso solamente se puede lograr con políticas integrales con visión de largo plazo, apalancada en un mercado de capitales con gran liquidez y profundidad, promoviendo instrumentos de inversión participativos, conocidos y aceptados por su solidez, garantía y espíritu aglutinador del esfuerzo de los pequeños y medianos empresarios, los que junto a los inversores y al Estado como planificador, pueden llevarnos hacia un horizonte de grandeza sustentable.
*Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA